Durante las tres ultimas clases de Lengua y Literatura estuvimos trabajando con una escritura colaborativa de ciencia ficción. Yo trabaje con Clara Zorraquin, Ignacio Okecki y Juan Ignacio Garces.
Este es nuestro cuento:
Un viaje inesperado
Me desperté de madrugada, a las 5 de la mañana. Había pasado toda la noche trabajando en mi nuevo proyecto, una máquina del tiempo. Estaba exhausto, pero estaba muy cerca de encontrar la fórmula, entonces decidí seguir. Después de un rato, solo tocaba hacer la prueba para ver si ésta funcionaba. Subí el interruptor y las luces se prendieron, y saltaron chispas del artefacto. La máquina del tiempo era parecida a un ascensor pero no bajaba ni subía, si no que te transportaba a otros tiempos, o ese era el plan. Me meti en la cápsula medio incómodo, ya que no tenía asientos. Mi meta era ir a la época en donde los dinosaurios vivían y tomar unos videos y fotos para poder investigar a fondo estas distintas especies, pero sin tocar nada, para no causar ningún problema. Este proyecto me iba a hacer millonario y si esto funcionaba, ya no tendría que trabajar, podría hacer lo que quiera y todo habría valido la pena. Elegí el año 200.000.000 a.C y aprete el boton rojo para comenzar. Vi unas luces, me sacudí un poco y me pegue la cabeza contra un caño. Cuando desperté no podía creer lo que había visto.
Estaba mareado por el golpe y escuchaba muchos ruidos extraños. Creí que estaba alucinando, pero no. A lo lejos se podían ver los dinosaurios que volaban, comían y dormían. Sorprendido no era suficiente para describir este sentimiento. Sentía mucho miedo pero por suerte tenia mi equipaje preparado para sobrevivir. Ya estaba oscureciendo, y lo primero que hice fue buscar un lugar seguro para acampar. La mañana siguiente desperté con muchas ganas de explorar el lugar, pero tenía que tener cuidado ya que si hacía algo que no debía esto alteraría el presente. Vi muchas plantas extrañas, junto con bichos extraordinarios, y les tomé cientos de fotos para mi proyecto. Estaba caminando tranquilamente cuando, sin querer, pise una hormiga. Asustado volví a la cápsula y toque el botón rojo nuevamente.
Pasaron cinco minutos y me desperté de nuevo en el presente. Estaba agitado y nervioso. Abrí la puerta de la máquina con temor, y me encontré de nuevo en mi laboratorio. Todo parecía estar bien, pero algo no me cerraba. Salí de la máquina y empecé a dar vueltas. Estaba asustado. Pisar una hormiga podría haber cambiado todo. Me dirigí hacia la ventana y me quede paralizado. Me encontraba debajo del agua. No entendía qué estaba sucediendo. ¿Como podría haber ocurrido esto? Abrí la puerta de mi laboratorio y salí. Estaba nadando solo, en las mismas calles, en la misma ciudad. Pero no veía peces por ningún lado, estaba completamente solo. Seguí nadando con mucha facilidad, como que podía quedarme haciendo eso todo el dia.
Luego de nadar por un rato, tenía que ver lo que era nuestro mundo en esa dimensión. Me di cuenta que tenía branquias, y que podía respirar con facilidad. Nadé por varios pueblos y ciudades hasta que me canse. Me senté en un coral. Estaba asombrado. La gente nadaba en vez de caminar, era mucho más fácil y rápido. Sentado, empecé a pensar que, por ahí, esta dimensión no era un problema muy grande después de todo. Luego de pasear por un rato me di cuenta que no había peces! Y me pregunté, ¿Dónde estaban todas las criaturas marinas? Subí a la superficie para tener una mejor vista de lo que estaba sospechando. Vi edificios y playas llenas de diferentes tipos de criaturas, vi unos pulpos gigantes, peces chiquitos y tiburones, pero algo andaba terriblemente mal. Estas criaturas tenían piernas, piel y pelo! Seguían siendo animales, pero caminaban y actuaban como animales terrestres. Los roles habían cambiado entre las criaturas terrestres y las marinas.
En ese momento supe que, por más asombrosa o facilitada que pudiera ser nuestra nueva vida en el agua, debía hacer algo, buscar una solución a este evento. Me metí en un edificio cerrado, que parecía un laboratorio en la parte trasera de una farmacia. Empecé a buscar algún tipo de aparato o invento que me pudiera ayudar. De pronto, escuché un ruido extraño, como si alguien estuviera allí conmigo. Me fijé entre unos armarios, y había un científico conmigo, escondido. Comencé a hablar con él y me contó que él no se había transformado, ya que también había trabajado con este tipo de proyectos de viaje en el tiempo y logró salvarse de esta situación. Hablamos por un rato y nos pusimos de acuerdo en intentar buscar una solución a esto, y llegamos a un plan.
Rápidamente, nos dirigimos a mi laboratorio para poder revertir este problema. Cuando llegamos, todo seguía intacto. Eran las 4 de la tarde del 12 de Mayo del 2240, y nuestro plan era viajar a minutos antes del pequeño incidente. Nos metimos en la máquina y empezamos el viaje. Cuando llegamos nos quedamos adentro. Teníamos miedo de salir, porque corríamos el riesgo de cometer el mismo error. Cuando ya había pasada una hora decidimos volver al presente. Que todo vuelva a la normalidad era nuestra única esperanza. Pasaron 15 minutos y ya estábamos de vuelta. Los dos totalmente en silencio salimos de la máquina.
Todo se sentía normal pero teníamos un presentimiento de que algo no estaba bien. El laboratorio seguía igual, muy desordenado, como siempre. Abrimos la puerta y salimos lentamente. Nos dimos cuenta que ya no estábamos más en el agua. Caminamos un rato por la calle. Todo se sentía muy silencioso. Pasamos por la farmacia y los dos notamos algo, como un animal. Nos acercamos para poder verlo mejor y los dos nos quedamos sin palabras. Era un pez, un pez caminando como un animal no marino. ¿Porque no había funcionado? ¿Que habíamos hecho mal? No podía creerlo. Era un plan bien formulado y calculado, pero bueno, quizás las historias no siempre terminan felices como pensamos.